viernes, 22 de abril de 2011

No hay futuro, no hay esperanza.

Si se veía venir...

Primero en el sur de España, por donde entraron los árabes siglos atrás. Más tarde en el norte. Ahora en el centro. Empiezo este artículo deseando con mucha fuerza lo peor para el Getafe, en la faceta deportiva y en la faceta económica. Deseo la peor de las suertes para el club del sur de Madrid, salvo para sus aficionados, las primeras y verdaderas víctimas de este desastre. Aunque, con total seguridad, habrá muchos que esten privados con esta noticia. Eso es lo peor de todo.

El Getafe C.F. se ha vendido a los petrodólares por 90 millones de euros. Es que no se ni que escribir: da tanto asco, repugnancia e impotencia que ya queda hasta mascado no dar ni una puta buena noticia en lo referente al fútbol de nuestro país.

Si le quitamos a un club de fútbol su escudo, su bandera, su himno, en definitiva, su idiosincrasia, ¿qué cojones le queda?

Es lamentable que un presidente y una junta administrativa, por mucha venta que le haga a los malditos jeques árabes, no sepa mantener los valores y los principios de un club, que por otra parte ya se estaba convirtiendo en un engendro del fútbol español.

En Inglaterra 10 equipos están en manos de capital extranjero: Arsenal, Manchester United, Liverpool, Aston Villa, Sunderland, Manchester City, Chelsea, Fulham, Blackburn y Birmingham City.

Ya la puerta para España lleva mucho tiempo abierta. El jeque árabe del Málaga Abdullah Ben Nasser Al-Thani mostró el camino en aquella famosa alfombra azul. Hoy son tres, mañana serán...

En fin, será que algunos seremos demasiado románticos, que no estamos hecho para seguir los caminos que nos marca el siglo XXI. Servidor incluso hasta llegaría aceptar a regañadientes que la propiedad y el capital de un club de fútbol, o de su club de fútbol, estuviera en manos extranjeras, cosa que jamás pero jamás querría. Pero, ¿cambiar el nombre o el escudo de mi club?

No me abonaría jamás a mi club si me pasara eso, es más, con todo el dolor, intentaría hacerle el boicot a mi club, que desaparezca. Intentaría crear plataformas de concienciación a la gente para que jamás pise ese estadio donde un club que años atrás tuvo una historia honrada, ahora esté pisoteado por los petrodólares árabes, rusos o de quien sea. Estoy seguro de que conseguiría muchos adeptos, pero también estoy seguro que en la sociedad ignorante y conformista en la que vivimos, desde el primer momento que ese club empiece a subir como la espuma y acercarse a competiciones europeas y títulos, esos adeptos ya se les cambiaría el chip. Sólo los verdaderos aficionados al fútbol se negarían rotundamente. En dónde queda la cantera, en dónde queda conseguir logros y gestas deportivas por el trabajo realizado en el verde y no en los despachos.


Todo esto al fin y al cabo, aparte de por los ingresos que puede y va a generar, se hace también, por hacerle la competencía a los dos caciques del maldito fútbol escocés, perdón, español. Donde por ejemplo el reparto de los derechos televisivos - en la anterior entrada colgué un gráfico con los repartos de ingresos - es totalmente injusto y desórbitado que donde blancos y blaugranas se llevan cantidades ancestrales de dinero, el resto de clubes se tienen que conformar con un puñado de millones.


Con un cambio de chip y un reparto de derechos televisivos más justo, el fútbol cambiaría.
Con unos topes salariales para futbolistas, el fútbol cambiaría.
Con unos topes económicos para fichajes de futbolistas, el fútbol cambiaría.
Con unas normas básicas de respeto y tradición para con los clubes, el fútbol cambiaría.
Con plataformas de aficionados y administración de los socios de los clubes, todo cambiaría.

¿Aceptarían Don Barcelona y Doña Real Madrid al cambio? Lo dudo, amigos.

Le deseo bien al Sevilla F.C., equipo que viene representando la lucha de los derechos de las televisiones.

Y es por eso el título de la entrada: aceptando la cruda realidad. Aceptando que el fútbol se muere. Aceptando que esta sociedad jamás se va a revelar en contra, ya sea en las calles, ya sea en los estadios. Y aceptando que los clubes pequeños y medianos jamás vamos a tener la recompensa que tanto ansiamos. En esto se ha convertido el fútbol español y europeo. En esto se ha convertido el deporte: en capitalismo puro y duro, billetes por doquier. ¿Mundial de Qatar? ¿Mundial de Rusia? ¡TÚ PUTA MADRE!

En fin, como siempre y para darle más romanticismo, los últimos bastiones de aficionados rebeldes e inconformistas con el fútbol capitalista, seguiremos gritando aunque intenten callarnos:

¡ODIO ETERNO AL FÚTBOL MODERNO!

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