La Unión Deportiva Las Palmas, también viste de amarillo. Es quizá el club que mejor pueda representar ese color. He aquí, un ejemplo claro de que nunca un aficionado podrá escribir un artículo sobre su club con la objetividad e imparcialidad que merece; es lo que hace al artículo diferente, siempre visto con un amor-odio, con toques de romanticismo y añoranza.
Su otro color es el azul: "azul en el pantalón como el ancho mar. Y llevo en la camiseta el color arena, el amarillo de Las Canteras que es el pulmón de nuestra ciudad"... bonita canción de Luis Quintana.
Curiosidades y distinciones tienen todos los clubes. Hablemos de las curiosidades de la Unión Deportiva:
Fue fundada en 1949, tras la fusión de 5 clubes grancanarios: El Marino Football Club, Real Club Victoria, Arenas Club, Club Deportivo Gran Canaria y Club Atlético.
Por cierto, ¿sabías que es el único equipo en España que lleva una corona en su escudo y no se llama 'Real'? ¿Seremos republicanos? Qué extraño. La corona se tomó prestada del R.C. Victoria. Concebido para escribir hojas brillantes en la historia balompédica de este país, la Unión Deportiva levanta pasiones y odios allá por donde va.
El Victoria, club ya centenario, que ahora dedica su trabajo a otro tipo de deportes a parte del fútbol, debe su nombre a la reina Victoria de Inglaterra, ya que Pepe Gonçalvez fue enviado a estudiar a Newcastle, donde el equipo local tenía una fama a gran nivel nacional. A su vuelta a la isla, Gonçalvez trajo consigo los reglamentos y valores del fútbol. He ahí porque el Victoria es blanco y negro. Grande Gonçalvez, le debemos mucho, fue uno de los impulsores del fútbol canario y GRANcanario.
Pero sería durante los años 70' donde la U.D. se daría mucho más a conocer aún: bien lo saben los aficionados el Ipwisch Town, Hertha de Berlín u otros equipos europeos cuando los grancanarios ofrecieron su juego en la Copa de la UEFA.
El 19 de abril de 1978, es quizá, el día más glorioso en la historia del club. En el Estadio Santiago Bernabéu, disputamos la final de Copa contra el Barça. La perdimos, 1-3. Pero nos sentíamos campeones. "¡Riqui - Raca!", gritarían seguros los cientos o miles de aficionados desplazados a la capital madrileña. Un grito traído de Cuba por un seguidor del Marino FC.
En la 82-83, retornamos a segunda 19 años después, para subir en 1985 para volver a bajar dos años después. Pese a quien le pese, la Unión Deportiva ha sido una constante subida y bajada por la primera y segunda división del balompié español: Molowny, Tonono, Guedes, Germán, Castellano, Carnevali, Brindisi, Morete, Koke Contreras, Turu Flores, Valerón, Márquez. Han habido muchos nombres. El 9, el 5 o el 1: los dorsales de más peso en el club. El 21 es precioso.
Aquellas tardes en el vetusto Inular. Servidor sólo tiene recuerdos en forma de diapositiva, pues era muy niño cuando iba con mi padre al recinto de Ciudad Jardín. Pero son recuerdos muy muy vivos. Tardes pletóricas, rebosantes de calor y de olor a calamares. De tráfico cerrado y bares llenos de gente. Se hablaba y mucho. Gentío, ruido y la guagua de los jugadores al llegar. Y a lo lejos: amarillo. Y al fondo, donde casi no llegaba a ver: más amarillo.
El 19 de abril de 1978, es quizá, el día más glorioso en la historia del club. En el Estadio Santiago Bernabéu, disputamos la final de Copa contra el Barça. La perdimos, 1-3. Pero nos sentíamos campeones. "¡Riqui - Raca!", gritarían seguros los cientos o miles de aficionados desplazados a la capital madrileña. Un grito traído de Cuba por un seguidor del Marino FC.
En la 82-83, retornamos a segunda 19 años después, para subir en 1985 para volver a bajar dos años después. Pese a quien le pese, la Unión Deportiva ha sido una constante subida y bajada por la primera y segunda división del balompié español: Molowny, Tonono, Guedes, Germán, Castellano, Carnevali, Brindisi, Morete, Koke Contreras, Turu Flores, Valerón, Márquez. Han habido muchos nombres. El 9, el 5 o el 1: los dorsales de más peso en el club. El 21 es precioso.
Aquellas tardes en el vetusto Inular. Servidor sólo tiene recuerdos en forma de diapositiva, pues era muy niño cuando iba con mi padre al recinto de Ciudad Jardín. Pero son recuerdos muy muy vivos. Tardes pletóricas, rebosantes de calor y de olor a calamares. De tráfico cerrado y bares llenos de gente. Se hablaba y mucho. Gentío, ruido y la guagua de los jugadores al llegar. Y a lo lejos: amarillo. Y al fondo, donde casi no llegaba a ver: más amarillo.
¿Y si hablamos del derby? Calurosas tardes, colapso general en las calles, en los medios. La prensa deportiva se hace eco de las noticias. Las entradas se retiran, los barcos se llenan. La tensión es palpante y más si eres tú el que se desplaza a la ciudad vecina. Más enemiga que vecina. Enemiga a secas. Mares de cerveza: Dorada beberán los Chicharreros; Tropical beberán los Canariones. Es una pena o es una suerte, que los dos equipos rivales no estén en la misma ciudad. Eso lo hace diferente, sobre todo el hecho de moverse por mar. Pero no siempre ha sido así en la isla redonda. Antes, bastante antes de 1949, existía una tensa rivalidad en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria entre aficionados marinistas y del RC Victoria. Tanto así, que la ciudad estaba divida entre ambos equipos.
Curioso es también la pasión que despertaba el equipo amarillo en Santa Cruz. Un experimento sin ningún éxito fue lo que pretendieron hacer unos chicharreros enamorados de la UD. Un equipo que fundiera bajo un sólo nombre a la afición blanquiazul: La Unión Deportiva Tenerife, pretendía ser el club representante de la isla, dada la decepcionante trayectoria del C.D. Tenerife por aquel entonces. Más tarde, desaparecería.
Quizá, resentidos, es por eso que siempre llenan el Heliodoro, cuando Las Palmas juega en la capital tinerfeña. Casi siempre, en sábado por la tarde. Y siempre, con mucho calor.
Hoy día, ya no se respira igual en la ciudad. El dichoso cambio de estadio ha afectado y mucho a la afición amarilla. Por un lado, debemos dar gracias porque estamos saneados, el club salió de una enfermadad por el que todos daban por muerto. Tenemos una entidad que respira tranquila, a la espera de triunfos y victorias. El Estadio de Gran Canaria es frío, amargo, gris. Se tiñó de azul y amarillo y de un curioso humo rojo que salía desde el fondo de la Naciente, sólo aquel partido ante el Linares. Bonito ascenso: penalti en los últimos minutos ante los vallecanos, "pim, pam, pum gol" en Anoeta, kaos en Linares y fiesta en el EGC. Pero después, todas las temporadas siguientes, han estado marcadas por sentimientos de indiferencia, de desgana.
Esta temporada, las cosas se preveían diferentes. El 60º aniversario del club traía ilusiones de nuevo a la afición. La vuelta del respetable Sergio Kresic, ese croata que nos subió en la 99-00, y nuevos fichajes hacían presagiar un posible ascenso. Pero nos hemos visto con la soga al cuello.
El futuro está en la cantera. En una buena inversión, en conseguir un estadio propio. Y en la afición. ¡Qué vuelvan esas tardes de buen fútbol a la isla! ¡Qué vuelva a colaparse la Plaza de la Victoria! Porque la Unión Deportiva Las Palmas y la afición, merecen estar en Primera División. Es nuestro lugar. Somos el mejor club de Canarias. Confianza y esperanza.
1949: nació orgullo, historia y pasión; y de Canarias campeón.
¡Arriba d'ellos!
Curioso es también la pasión que despertaba el equipo amarillo en Santa Cruz. Un experimento sin ningún éxito fue lo que pretendieron hacer unos chicharreros enamorados de la UD. Un equipo que fundiera bajo un sólo nombre a la afición blanquiazul: La Unión Deportiva Tenerife, pretendía ser el club representante de la isla, dada la decepcionante trayectoria del C.D. Tenerife por aquel entonces. Más tarde, desaparecería.
Quizá, resentidos, es por eso que siempre llenan el Heliodoro, cuando Las Palmas juega en la capital tinerfeña. Casi siempre, en sábado por la tarde. Y siempre, con mucho calor.
Hoy día, ya no se respira igual en la ciudad. El dichoso cambio de estadio ha afectado y mucho a la afición amarilla. Por un lado, debemos dar gracias porque estamos saneados, el club salió de una enfermadad por el que todos daban por muerto. Tenemos una entidad que respira tranquila, a la espera de triunfos y victorias. El Estadio de Gran Canaria es frío, amargo, gris. Se tiñó de azul y amarillo y de un curioso humo rojo que salía desde el fondo de la Naciente, sólo aquel partido ante el Linares. Bonito ascenso: penalti en los últimos minutos ante los vallecanos, "pim, pam, pum gol" en Anoeta, kaos en Linares y fiesta en el EGC. Pero después, todas las temporadas siguientes, han estado marcadas por sentimientos de indiferencia, de desgana.
Esta temporada, las cosas se preveían diferentes. El 60º aniversario del club traía ilusiones de nuevo a la afición. La vuelta del respetable Sergio Kresic, ese croata que nos subió en la 99-00, y nuevos fichajes hacían presagiar un posible ascenso. Pero nos hemos visto con la soga al cuello.
El futuro está en la cantera. En una buena inversión, en conseguir un estadio propio. Y en la afición. ¡Qué vuelvan esas tardes de buen fútbol a la isla! ¡Qué vuelva a colaparse la Plaza de la Victoria! Porque la Unión Deportiva Las Palmas y la afición, merecen estar en Primera División. Es nuestro lugar. Somos el mejor club de Canarias. Confianza y esperanza.
1949: nació orgullo, historia y pasión; y de Canarias campeón.
¡Arriba d'ellos!
1 comentario:
nice report!
regards from Greece
Publicar un comentario