The Football is Life vuelve. Y vuelve para lo que se creó. Para hablar de fútbol, para críticar a todo lo que se mueve de forma maligna en el deporte del pueblo.
Y es que uno se cansa de leer, de escuchar, de comentar las mismas cosas y de relacionar siempre las palabras fútbol con negocio o con represión.
La última perlita que nos ha dejado la RFEF con dar vía libre a los clubes para que puedan tener la potestad de pedir que se jueguen partidos los lunes y/o viernes, ha sido lo que ha colmado la gota de un vaso que está apunto de romperse. Un vaso que se llama historia y tradición; fútbol y honor y que desde hace más de 15 años se va llenando de mierda, cada vez más mierda.
Noventa euros, 15.000 de las antiguas pesetas, es lo que costaba la grada visitante del Valladolid v Barça de la pasada jornada. 50€ el Getafe v Atlético. ¿Y si hablamos del dinero que se recaudó en los incidentes del Sporting v Sevilla del pasado mes? ¿Es que acaso hay subvenciones a Esteban Ibarra por debajo de la mesa y algunos no nos hemos enterado?
En Las Palmas algunos nos preguntamos porqué se ha pasado, con el paso de los años, a jugar los sábados noche en el antiguo y añorado Insular a las 20:00, con una temperatura perfecta para el fútbol, a jugar a las 17:00 en el Congelador de Gran Canaria. Está clarísimo. A los aficionados de los clubes españoles cada vez nos acostumbran a jugar a horarios más tempranos, para así en unos años vernos empalmando la resaca del viernes con el partido del sábado a las 12:00.
Esto huele a Inglaterra señores. Y ojalá fuese en lo deportivamente hablando, pero no. Huele porque cada vez la libertad de los aficionados se ve más en duda. Ni decirle cabrón al árbitro se va a poder.
Hablemos en términos políticos.
En España, cuando un aficionado está en la calle, es tratado de forma "democrática" por los cuerpos y fuerzas de "seguridad" del estado. Si se trata de un partido de fútbol, ciertas sanciones económicas son acordes a las leyes establecidas en la democracia.
Pero ¿qué pasa cuando cruza el torno y pica su entrada o abono para pasar por su puerta habitual? entra en una dimensión totalmente distinta. Un cambio que el propio aficionado nota en su cuerpo. Entra en un cambio de forma política. Pasa de estar en una supuesta democracia a una dictadura en toda regla. Una dictadura que es la que hacen semana tras semana los habituales vestidos de azul de siempre.
Se mezcla la represión policial, la No libertad de expresión, las sanciones económicas exageradas de forma brutal con el llamado "business football".
Encarecimiento altísimo de las entradas, horarios no acordes a los tradicionales, faltas de respeto a la historia. (Véase el cambio de escudo de hace dos temporadas del RCD Zaragoza)
Esto hace, que los verdaderos aficionados al fútbol se cansen de asistir a sus fondos, tribunas o curvas. Hace que el verdadero espíritu del deporte se pierda, se erosione. Tanto federaciones como directivas, anteponen intereses personales y económicos a los valores del fútbol. Valores que para mi ya han dejado de exisitir, o que están apunto de hacerlo.
¿Seremos capaces de levantarnos? ¿Seremos capaces de revelarnos?